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Mitología Asturiana

Desde la mas remota antigüedad el hombre ha utilizado los mitos para explicarse lo que le rodea. En su eterno dialogo con la naturaleza el asturiano ha ido personificando sus diferentes fuerzas y codificando un lenguaje para comunicarse con las deidades de la tierra, el agua o el aire. La agreste sensualidad de Asturias hace ver lo que no existe y oir la llamada del bosque disimulada por los silbidos del viento entre los arboles.

El aldeano atribulado por los acontecimientos que escapan a su control pregunta al personaje mitológico, que es, en ausencia de la ciencia y la religión, el poseedor de los arcanos del conocimiento y el que maneja a capricho las potencias que el hombre quisiera dominar. El hombre actual se rebela también contra una ciencia que cree poder explicar todo, extinguiendo en parte esa llama de divinidad que subyace en todo ser consciente.

El mito explica mediante narraciones de caracter sagrado los orígenes y las transformaciones que sufre el mundo y las criaturas que lo habitan. Es probable que ni el Busgoso ni el Nuberu existan, pero tampoco existieron Fausto, Tristan o Alonso Quijano. El mito, como la poesía, es para quien lo necesita.

Personajes mitológicos

Desde la mas remota antigüedad el hombre ha utilizado los mitos para explicarse lo que le rodea. En su eterno dialogo con la naturaleza el asturiano ha ido personificando sus diferentes fuerzas y codificando un lenguaje para comunicarse con las deidades de la tierra, el agua o el aire. La agreste sensualidad de Asturias hace ver lo que no existe y oir la llamada del bosque disimulada por los silbidos del viento entre los arboles.

El aldeano atribulado por los acontecimientos que escapan a su control pregunta al personaje mitológico, que es, en ausencia de la ciencia y la religión, el poseedor de los arcanos del conocimiento y el que maneja a capricho las potencias que el hombre quisiera dominar. El hombre actual se rebela también contra una ciencia que cree poder explicar todo, extinguiendo en parte esa llama de divinidad que subyace en todo ser consciente.

El mito explica mediante narraciones de caracter sagrado los orígenes y las transformaciones que sufre el mundo y las criaturas que lo habitan. Es probable que ni el Busgoso ni el Nuberu existan, pero tampoco existieron Fausto, Tristan o Alonso Quijano. El mito, como la poesía, es para quien lo necesita.

El Busgosu

El Busgosu es un habitante de los bosques asturianos mitad hombre y mitad animal. Tiene cuernos que brotan de su espesa cabellera, patas de carnero y torso velludo. El Busgosu suele aparecerse en el bosque a los caminantes perdidos a los que muestra el camino.

Es un personaje melancólico que pone trabas a los cazadores para que no cobren sus piezas y a los leñadores para que no corten los árboles. A veces se les acusa de acechar a las mujeres para arrastrarlas a su cueva.

Se suele distraer fabricando armas maravillosas y si un mortal le persigue puede hacerle caer por un barranco, aprovechándose de su perfecto conocimiento del bosque.

Estos seres tienen una secuela en los "Zamarrones", protagonistas de una fiesta particular que se celebra en Beleño cada primero de enero. En ella un vecino del pueblo se viste con pieles y una máscara y se dedica a perseguir a las mujeres. Esta celebración tiene un eco de las primitivas lupercalias romanas en las que algunos hombres cubiertos de pieles de cabra perseguían y azotaban a las mujeres con correas para hacerlas fértiles.

Equivalencia en la mitología clásica

Otro personaje asturiano, que comparte el bosque con el busgosu es el "Pedrete". Parece ser una especie de gnomo barbudo de gorro colorado que asusta a los que se entretienen en el monte, especialmente a aquellos que regresan de las romerías un poco bebidos.

Nombres locales

Equivalente al dios Pan griego y al Fauno y Silvano del panteón romano. Su persecución a las mujeres lo equipara con el sátiro griego.

El Coco

Ser fantástico usado tradicionalmente para amedrentar a los niños que no se portan bien.

El Coco es una figura informe de color oscuro, que suele habitar en la cocina.

La palabra puede derivar del cocus latino que significa cocinero.

En Asturias existen muchas variantes del coco. Una de las más conocidas es el Papón, un hombre grande y barrigón con una gran papada en la que se decía que llevaba a los niños traviesos.

El Hombre del Saco es otro de los más populares, siempre son paisanos que llevan un gran saco al hombro en las noches frías.

Los personajes asusta-niños femeninos son la Zampatarranca y la Paparresolla. Son dos mujeronas muy grandes y feas que rondan por las casas y se llevan a los niños que no quieren acostarse.

El Cuélebre

El Cuélebre es un animal fantástico con cuerpo de serpiente y alas de murciélago, cuerpo lleno de escamas y una larga cola. Vive en los bosques y cuevas y en la orilla de los ríos. Su labor es guardar a las xanas y proteger los tesoros.

Se alimenta de personas y ganado y cuando llega el fin de su vida terrenal se va a morir al mar, en cuyas profundidades custodia tesoros durante toda la eternidad.

La interpretación cristianizada es que se trata de la serpiente del paraíso, que era voladora antes de ser castigada a reptar por el suelo tras el pecado original.

Solo se le puede dar muerte hiriéndole en el cuello o dándole a comer un pan lleno de alfileres o una piedra incandescente.

A los cuélebres se atribuye la creación de la Piedra de la Culebra, un amuleto mágico que proporciona la felicidad a todo aquel que consiga robársela al cuélebre sin matarle. Otra interpretación vincula esta piedra con un posible efecto sanatorio que lograría curar las picaduras de los ofidios.

La serpiente alada fue utilizada con frecuencia en las iconografías de los templos románicos para plasmar al demonio. Algunas religiones dualistas implantaron el culto a los ofidios como muestra de agradecimiento por el beneficio que aportaron a la humanidad al separar el bien y el mal.

Las leyendas de sierpes y dragones son bastante comunes en Asturias. Muchas de ellas están vinculadas al valor de ciertos linajes, glosado en las inscripciones heráldicas.

Nombres locales

Podemos considerar al Cuélebre un mito paralelo a otros muchos de origen clásico. Entre ellos el de los dragones que guardaban el Vellocino de Oro y el Jardín de las Hespérides, o el que Apolo mató en Delfos al que se acusaba de devorar a las gentes del lugar.

El Espumeru
Es un niño gracioso y juguetón, pequeñito y bullidor que brinca entre las olas. Se le representa haciendo sonar una caracola de mar. Nunca se aleja mucho de la costa porque tiene miedo de las corrientes. Acompaña a las olas en sus flujos y reflujos. Se puede esconder en las grutas marinas o en las grietas de los acantilados más recónditos. Nunca se le vio porque frecuenta lugares a los que no se puede acceder desde tierra y es demasiado pequeño para ser visto desde los barcos. Algunos aldeanos dicen que el Espumeru es la efervescencia que forma la marea cuando se retira de la playa. En el interior se identifica como la espuma que aparece en los ríos la víspera de un día lluvioso.
El Home Llobu
En Asturias se cree que un hombre puede convertirse en lobo si pesa sobre él alguna maldición, o tiene algún estigma con respecto a su origen. Su aspecto es mitad animal, mitad humano, con garras afiladas y extremidades muy largas. Puede caminar a cuatro patas o erecto. En Asturias no es preciso el plenilunio para que se produzca su metamorfosis. Se dice que será Hombre Lobo el séptimo hijo varón consecutivo de una familia, a no ser que sea apadrinado por uno de sus hermanos. También lo pueden ser los hijos de un clérigo y los hijos ilegítimos. A veces se transforman en lobos a causa de una maldición paterna o son el producto de las brujerías de algunas malas mujeres. Hay varios indicios para detectarlos: las cejas pobladas y unidas o tener el dedo medio tan largo como el anular. Se cuenta que pueden llegar a devorar a los hombres, pero si uno de ellos le hiere recuperará su forma humana. En caso de darles muerte no conviene inhumarlos ya que podría resucitar, siendo más conveniente quemar sus cadáveres.
El Home Marín

Ser mítico que es mitad hombre y mitad pez. Tiene la misma movilidad en el agua y en la tierra. Se oculta en las oquedades de las playas acechando a las mujeres, con la intención de apresarlas y llevarlas consigo. Sátiro escamoso y anfibio con el cuerpo lleno de algas y moluscos. Su pasatiempo favorito es romper las redes de los pescadores. Es más conocido en los concejos del Occidente como El Franco y Tapia de Casariego, donde se amenaza a los niños que no se portan bien con entregarles al Home Marín.

Nombres locales

El Tritón es el mito clásico homologo al Home Marín. Es el hijo de Poseidón y Anfitrita. Según Pausanias tenían los cabellos verdes, las orejas muy largas, la boca ancha, dientes muy salidos, ojos azules y aletas en el vientre. Formaban parte del cortejo de su padre, Poseidón.

El Huercu

El Huercu o Huerco es la sombra de la muerte. Se pasea por la aldea con la misma cara y el mismo cuerpo que aquel que va a morir. En la Asturias del pasado se creía que cuando una persona iba a morir un doble con su imagen se pasearía por los lugares por los que cotidianamente transitaba, hasta que algún conocido le viera. Por mucho que el interesado lo niegue, el vecino asegurará haberle visto. Cuando lo que en realidad vio fue la sombra de la muerte futura, recorriendo por última vez los rincones en los que transcurrió su vida. Se consideraba un postrer aviso para que el desahuciado arreglara sus asuntos en el mundo, antes de abandonarlo para siempre. En el castellano antiguo también se llamaban "huerco" las andas utilizadas para llevar el ataúd al camposanto.

El personaje correspondiente es el Orco romano, de cuya denominación latina debe provenir la palabra Huerco. Era el demonio de la muerte y también la morada de las sombras. En Roma se le relacionaba con Plutón, divinidad subterránea que gobierna los infiernos, traducción latina del dios griego Hades.

El Nuberu

Personaje mitológico fabricante de nubes, hacedor de la lluvia la nieve y el granizo. Proporciona el agua que empapa la tierra y la fecunda. Tiene gran importancia en el panteón asturiano porque de él depende que las cosechas no se malogren por la sequía. A veces se le describe como un hombrecillo pequeño y feo, vestido de pieles y tocado con un sombrero. Otras se afirma que es un gigante negro y fuerte, de ropas oscuras. Se dedica a recoger los reptiles de los campos de los buenos campesinos para ir a tirárselos a los malos. En muchas leyendas aparece cayéndose de la niebla, que es uno de sus medios predilectos de transporte. También se considera al Nuberu como un ser de carne y hueso que intenta embaucar a los labradores con sus falsos poderes. Este sería el Tempestario que aparece en muchas crónicas medievales. En las capitulaciones carolingias se les aplicaban penas por fraude y en el Fuero Juzgo se castigaba con doscientos azotes a todos aquellos que infligieran daños a terceros por medio de conjuros que atrajesen el temporal.

Hay un personaje homologo, el Escolar, que no es otra cosa que un estudiante que se dedica a la brujería. Para los vaqueiros los nuberos son hombres chamuscados que bajan a los hogares por la chimenea y acompañan a las brujas en sus correrías.

En la antigüedad clásica este "tempestario" puede compararse con ciertos "arúspides" de procedencia etrusca, que conocían los fenómenos meteorológicos y simulaban provocar con sus magias aquello que intuían que podía suceder. Este nuberu humano sería una especie de sacerdote con funciones de brujo que provoca o desvía las precipitaciones a voluntad, según las necesidades de la comunidad.

El Pataricu

El Pataricu es un gigante con un solo ojo que habita las zonas costeras comprendidas entre los ríos Navia y Eo. Criatura con un olfato extraordinario. Se apostaba en los acantilados olisqueando el aire hasta detectar el olor de algún naufrago que se come crudo pues no conoce el fuego.

Su correspondiente es el Cíclope de la mitología homérica.

El Trasgu

Es una especie de duende travieso y juguetón, cojitranco y de corta estatura. Viste un gorro colorado, con el traje del mismo color. Tiene cuernos, rabo y un agujero en la mano por el que se le escapa el grano que el aldeano le ofrece para hacerle de rabiar. Los trasgs son demonios familiares muy apegados a las casas en las que habitan , donde se comportan según sean tratados por sus inquilinos. Sus lugares favoritos son las cuadras y cocinas. Se les considera ángeles caídos, que se precipitaron del cielo tras la rebelión de Lucifer, de ahí vienen su cojera y sus cuernos y rabo.Vagan por el campo buscando por las casas alguna ventana mal cerrada y suele colarse en los establos asustando al ganado. En Asturias es costumbre echarle la culpa cuando las vacas se alborotan sin razón aparente o cuando desaparece algún objeto. El rojo de su traje se explica porque personifica el fuego del hogar. Si la cocina está siempre encendida se considera un hogar feliz, donde siempre hay viandas y calor. Donde la esposa hila mientras su marido prepara las herramientas para el día siguiente, o les cuenta una historia a los niños. Como muestra de cariño es costumbre dejarle unas brasas encendidas cuando la familia se va a la cama.

El personaje tiene una variante llamada sumicio, palabra que proviene del sumere latino en su acepción de tomar. Es pues un trasgo que coge las cosas y las esconde.

Sus equivalentes en la mitología clásica romana son los lares y penates, duendes protectores del hogar, de origen etrusco, que se consideraban los espíritus de los antepasados. La cristianización les proveyó de sus atributos diabólicos y su carácter travieso.

El Ventolín

El Ventolín es una brisa mágica, que se atribuye tanto al amor como a la muerte. Lleva y trae noticias a los enamorados y porta el último suspiro de los difuntos. El Ventolín es la personificación de un remolino de aire. También se consideraba un ser fantástico que cogía los suspiros y se los llevaba a quien los provocaba. Se llevaba los suspiros de los amantes, dormía a los bebes en sus cunas o esparcía el rocío del amanecer. Portan los efluvios amorosos de uno a otro enamorado y enredan las madejas del amor con su jovial soplido. También alivian con su brisa al caminante que se lo topa en un recodo del camino en los días de canícula.

Su homologo en la mitología clásica griega sería el Céfiro, el dios del viento que aclara los cielos, hijo de Eos (la Aurora) y Astreo (uno de los titanes que luchó contra Júpiter). Según la leyenda, uno de los hijos de Eos murió en la guerra de Troya y de sus lágrimas nació el rocío de la mañana. Para otros autores era uno de los doce hijos de Eolo, encarnación de los doce vientos que su padre guardaba en un odre de piel de buey. En la Odisea, Eolo deja en libertad a Céfiro para que guíe a Ulises pero sus compañeros abrieron el odre pensando que contenía vino y se desencadenó una gran tempestad. Los ventolines son como las auras latinas, un soplo ligero de brisa que lleva la fama al cielo, el perfume de las flores y la inspiración a los poetas.

La Guaxa

La Guaxa es una vieja seca y fea, con los ojos como la lumbre y un solo diente que utiliza para chupar la sangre de los niños. En sus correrías nocturnas se colaba en las habitaciones de las criaturas a las que iba robando la vida chupando su sangre poco a poco. Tiene rasgos comunes con la bruja aunque su característica más peculiar es la de vampiresa malvada que sobrevive a base de robarles la vida a los seres más indefensos. De hecho en los pueblos asturianos cuando un niño perdía el color, o languidecía a causa de un mal desconocido se culpaba a la Guaxa. Tenemos aquí lo que puede ser la explicación mitológica de la empírica enfermedad de la anemia. En Asturias también se identifica con la "coruxa", la lechuza que llena con su canto la noche y que los aldeanos equiparan con este ser maléfico. Según la tradición las brujas tomaban la forma de las aves nocturnas para espiar a sus víctimas sin ser vistas. A diferencia de otros mitos la Guaxa es mortal y entonces, como los vampiros, busca a otra mujer para que herede a la fuerza sus facultades como señora de las tinieblas. Estos dioses inversos se pueden equiparar a los seres carnales que roban la energía o incluso los bienes de los incautos que se abandonan a su influjo. El usurero, el negociante sin escrúpulos, el sacerdote intolerante o incluso la propia madre, celosa en demasía en el cuidado de su retoño, pueden ser trasuntos de esta criatura que parásita a su víctima para perpertuarse ella misma.

En este mito se aprecian coincidencias con las lamias griegas o los elfos nórdicos que chupaban la sangre de los dedos de los niños para evitar que crecieran, y acabar reclutándolos para su reino del bosque.

La Güestia

En castellano La Hueste. Grupo mitológico compuesto por una procesión de difuntos que vagan en la noche sin rumbo. Unos ángeles sin cielo que recuerdan a los vivos las consecuencias del pecado. La güestia es un desfile de fantasmas vestidos con sudarios que alumbran su camino con hachas de cera. Cuando en la aldea hay un moribundo acuden a la caída de la noche portando un ataúd. Al llegar a la casa del enfermo le dan tres vueltas. Cuando pasar por tercera vez, el hombre muere y una replica de su cuerpo ocupa el féretro que se llevan entre cánticos fúnebres. Cuando se alejan apagan las antorchas y se pierden en la oscuridad. El fin de la güestia era más el servir de consuelo a los difuntos en el trance supremo, que infundir temor a los vivos, recordándoles la finitud de la vida. Parece ser que los miembros del cortejo son los espíritus de aquellos que el finado conoció en vida y que viajaron a la última morada antes que él. Algunos ancianos dicen haber visto a La Huestia como premonición de su propia muerte, como anuncio del duro trámite que debían afrontar con la mayor serenidad posible. Hay otra versión que equipara este grupo con un ejército desconocido que vaga perdido en la noche y que acarrea la muerte y la destrucción. En ese caso, comparando ésta con la primera versión, se sustituye el efecto por la causa, relacionando lo fúnebre con aquello que lo provoca. En muchos rincones de Asturias se identifica La Huestia con grupos de monjes que se disfrazaban por las noches para aliviar el rigor de sus votos o con el pequeño cortejo de sacerdote y acólitos que acuden con la premura de la agonía a administrar el viático al moribundo.

En Asturias también se les conoce como La Buena Gente, equivalente a la Santa Compaña gallega.

Entre los mitos homólogos de otras culturas hay que considerar las Walkyrias nórdicas, que forman el cortejo que traslada a los héroes al Walhalla o paraíso de las almas puras.

La Llavandera
Mujer vieja y arrugada de gesto adusto que durante la noche lava la ropa en los ríos y las fuentes. Los caminantes desorientados se la pueden encontrar atraídos por el sonido de sus palas que golpean la ropa contra las piedras. Se dice que puede llegar a ahogar a los curiosos en el río, puesto que no le gusta ser observada. Como no todo va a ser malo, se cuenta que la Llavandera colabora en la extinción de los incendios del bosque, provocando inundaciones con el batir de sus palas. También ayuda a las personas ancianas que están en apuros, ya que no siente demasiada simpatía por los jóvenes, a los que culpa del olvido de las tradiciones.
La Sirena

También recibe el nombre de serena. Es una criatura muy bella, mitad mujer y mitad pez, de voz embrujadora. Acompaña a los marineros en sus travesías. Según la leyenda, la serena era una moza muy hermosa, con un apetito desordenado, que comía sin cesar mariscos y pescado. Su madre, harta de complacerla, le dijo una mañana:

- ¡ Quiera Dios que te conviertas en pez!

Esa misma tarde, cuando la joven se bañaba en el mar, sintió como sus piernas se iban cubriendo de escamas y se convertían en una poderosa aleta. No tardó en consolarse, sintiéndose libre, sin otra preocupación que nadar y bucear. Entonces, llena de alegría, empezó a cantar. Y es por sus canciones, su belleza y alegría que los marinos la quieren, pues su intención no es desviarles de su rumbo sino alegrarles la ruta.

Las criaturas más semejantes son las Nereidas, ninfas de los mares, hijas de Nereo y Doris. Su función era velar por los navegantes en sus travesías. Así hicieron con Jasón y los Argonautas, en su periplo en pos del Vellocino de Oro.

La Xana
La xana es el nombre que reciben en Asturias las hadas. Entidad etérea de cuerpo juncal, cabellos rubios y ojos verdes. Se aparece a los caminantes reflejada en las aguas cuando estos acuden a apagar su sed. Son unas criaturas constructoras a las que se les atribuye la edificación de muchos dólmenes, que según la creencia popular no son más que los vestigios de los grandiosos palacios que erigieron.

 

La Xana

La xana es uno de los personajes más conocidos dentro de la mitología asturiana. Es una pequeña diosa de gran belleza que habita en zonas de aguas puras y cristalinas. Está íntimamente relacionada con el agua, ya que siempre habita en las proximidades de alguna fuente, río, pozo, lago o terrenos pantanosos. Es uno de los mitos más arraigados de Asturias, como da prueba de ello el gran número de topónimos que llevan por nombre Les Xanes. Según se dice, son mujeres de una extraordinaria belleza, con una gran cabellera rubia que se entretienen en peinar al lado del agua, que muchas veces usan como espejo. Otra tarea en las que es habitual encontrarlas es la colada. Mientras esperan que la ropa lavada se seque se dedican a cantar y bailar. También es habitual encontrárselas hilando (filando). Todos sus instrumentos, desde las tijeras hasta el huso o la rueca son de oro , así como los ovillos de hilo con los que trabajan. En ocasiones las xanas cambian los bebés de alguna madre por uno de sus xanines , para que éste reciba el bautismo y sea amamantado por su madre adoptiva.

El Trasgu

Llamado Trasgu es el ser más conocido de la Mitología asturiana. Es un duende casero, de carácter travieso e inquieto. Se le representa como un hombre pequeño y cojo de la pierna derecha, con la piel morena, vestido de rojo y tocado de un gorro picudo también rojo, tiene un agujero en la mano izquierda. Se le adjudican aquellos ruidos nocturnos que nos despiertan y pequeñas diabluras como cambiar objetos de sitio. Penetra por las noches en las casas cuando duermen sus moradores, y si está de mal humor rompe cacharros, espanta reses, revuelve la ropa de las arcas, etc.En cambio, cuando es tratado bien, se dedica por la noche a hacer las labores de la casa. Cuando se dedica a incordiar, es muy difícil deshacerse de él y si los dueños de la casa deciden mudarse a una nueva, no tarda en aparecerse tras ellos. Para echar a un trasgo de casa se le suele encargar alguna tarea imposible de conseguir con lo que, el trasgo, avergonzado, se marcha para no volver: Traer un cesto de agua. Recoger mijo o linaza del suelo (se le escapa por el agujero de la mano). Blanquear la piel de un carnero negro. Como se cree capaz de hacerlo todo, acepta el reto, pero al ser cosas imposibles, siente herido su orgullo y se va. En su testarudez, el trasgo aceptará el trato, y lo intentará hasta desistir por falta de fuerzas, yéndose de la casa para siempre.

El Nuberu

Es el genio conductor de la nube y la tormenta y es el equivalente en la mitología asturiana del Zeus griego o el Júpiter Romano, suele representarse como un anciano fornido de larga barba y cabellos blancos cubierto con un manto y sombrero de color gris y una vara en la mano. Es un hombre anciano, fornido, de larga barba y cabellos blancos, cubierto con un manto oscuro y sombrero de ala ancha, y con una vara en la mano. Controla el tiempo a su voluntad y se divierte provocando tormentas y tempestades, lanzando rayos a los animales y arruinando las cosechas de los hombres con el granizo . No duda en utilizar los rayos como armas si es atacado o molestado. Entre las gentes de Asturias se les tiene temor por los destrozos que producen en los pueblos y a ellos se les atribuyen las temidas noches de aguaceros y tempestades. Es por ello que durante las horas de oscuridad los lugareños encienden cirios y hacen tañir las campanas para ahuyentarlos. Los pescadores temen a los nuberos pues les culpan de las terribles galernas del Cantábrico, que les hacen regresar apresuradamente a puerto.

El Cuélebre

El Cuélebre es una serpiente alada. Se dice que una de sus principales funciones es la de vigilar tesoros. En la mitología astur son frecuentes las referencias a estos tesoros ocultos (ayalgas), que por lo común consisten en piezas de oro de gran valor. Para su búsqueda (la gueta l'ayalga) hay unas guías llamadas lliendas que describen los lugares en los que se encuentran. El Cuélebre suele ser molesto para los hombres que viven cerca de su escondite, que puede ser un bosque, una cueva o una fuente, ya que emite silbidos terribles y tiene por costumbre alimentarse de animales domésticos o seres humanos. Sus escamas son durísimas y sólo se le puede dar muerte hiriéndole en la garganta o haciéndole tragar algo que no pueda digerir. En la mañana mágica de San Juan el Cuélebre se aletarga, o pierde su poder, y es cuando pueden ser rescatadas sus prisioneras (ayalgas), con su fantásticos tesoros. Al hacerse viejos, se van al fondo del mar a cuidar sus tesoros y descansar. Hay muchas historias en las que se narra como los campesinos logran vencerlo mediante engaños y así se ven libres de tener que alimentarlo, como por ejemplo la que cuenta que unos monjes, cansados de tener que darle de comer para evitar que se llevara los cadáveres del convento decidieron darle un pan con alfileres que le causó la muerte.

La Ayalga

La Ayalga es una mujer mortal que sufre un hechizo y es condenada a vivir en torres o castillos llenos de tesoros, custodiadas, al igual que les xanes, por cuélebres. El hechizo con el que se ve condenada le ofrece también ciertos poderes sobrenaturales, como el poder entenderse con los animales y plantas. Para romper el hechizo un hombre debe matar al Cuélebre que la custodia, si lo consigue, la ayalga se vuelve nuevamente humana y se casará con este, entregándole también el tesoro que guardaba.

La Lavandera

Las Lavanderas (Les Llavanderes) son señoras viejas y de rostro arrugado y cabellera blanca que habitan en cuevas a lo largo del rio y que lavan su ropa en las orillas. Según la tradición, emiten desagradables voces mientras lavan la ropa y la golpean con sus palas. También se dice que de ser visto por una de ellas, éstas cogen al individuo y lo ahogan en el río, pues no desean ser molestadas. Sin embargo, si hay un incendio en una aldea cercana, agitan sus palas con sorprendente fuerza para que el agua del río inunde la aldea y calmar así el fuego, también cuando amenaza tormenta acuden en socorro de niños y ancianos que se han perdido en el bosque. Se Esconden entre la espuma de los remolinos de agua.

La Güestia

Se trata de una procesion de almas en pena, difuntos vestidos con tunicas blancas, que llevan velas encendidas en la mano, aunque en otros lugares dicen que lo que portan son huesos humanos. Caminan en doble fila. El objetivo de la Güestia es llegar a la casa de un enfermo grave, rodearla tres veces en completo silencio y al terminar la ultima, lloran, apagan las velas y el enfermo muere pasando su alma a engrosar las filas de la Güestia, apareciendo su imagen en el ataud que portaban vacio cuatro de los espectros. La ronda suele durar siete noches y durante la misma se oyen canticos tristes.

 

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