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La flora de Asturias

Asturias es, sin duda, uno de los grandes tesoros naturales de la Península. La vegetación es muy variada, por la confluencia de ambientes climáticos diversos que proporcionan una gran riqueza florística, con encinares, montes ganaderos, humedales, hayedos, robledales, riberas y pastos, además de abundantes endemismos. No es una casualidad que nos encontremos con los más diversos paisajes asturianos, desde el mar a la Cordillera Cantábrica, pues no hay dos que sean iguales.

Abedul

abedulEl abedul es un árbol esbelto que puede alcanzar los 30 metros y cuya madera es usada, entre otras cosas, en la fabricación de madreñes.

La corteza es blanca y agrietada transversalmente y sus ramas jóvenes son delgadas, péndulas y con numerosas verruguitas. Las hojas son romboidales o triangulares y doblemente dentadas. Las flores, que aparecen antes que las hojas, son verdosas y muy pequeñas, creciendo tanto las masculinas como las femeninas en el mismo árbol y disponiéndose en amentos péndulos y que en el caso de los femeninos presentan escamas.

El abedul (Betula pendula), en Asturias, se mezcla con los robles y castaños en el piso basal, si bien al ser un árbol de corta vida comúnmente pionero y colonizador de suelos arenosos o muy húmedos y no tolerar la sombra, acaba siendo desplazado por los grandes ejemplares de estas dos especies. A veces también se encuentra en otras formaciones arboladas del piso basal y montano.

La especie Betula pubescens subespecie celtiberica se distingue por el margen de sus hojas, que está simplemente dentado y presentan pelos, sobre el envés, en la axila de los nervios. Las ramas jóvenes son pubescentes y la corteza parduzca o grisácea no agrietada.

El Betula pubescens forma en Asturias bosques casi monotípicos por encima de los hayedos, en las montañas silíceas, constituyendo en estos casos el límite altitudinal del bosque. El mayor desarrollo de los abedulares se da en las montañas del centro y occidente, como sucede en los puertos de Pajares, Ventana y Leitariegos, si bien en el occidente ocupan una banda altitudinal más amplia que en la zona central, reemplazando casi totalmente a los hayedos.

Las hojas del abedul son diuréticas debido a la presencia de derivados flavónicos, administrándose en infusión.

El abedul, también conocido como abidul, abedurio, abidur, abedugu, bidueiro, bidul y bedul, participa en la toponimia regional y algunos ejemplos son: La Bedul (Belmonte, Laviana, Oviedo), Abedul (Piloña), Abedules (Villaviciosa).

Acebo

aceboEl acebo crece en suelos húmedos y ligeros, tolerando bien la variación altitudinal, ya que lo mismo se encuentra en el sotobosque de robledales y bosque mixto que entre matorrales de las zonas bajas, si bien, donde parece encontrar su óptimo ecológico es en la montaña, creciendo entre las hayas o formando pequeños bosquecitos, llamados acebales, en los claros del hayedo, en sotos y laderas umbríos, o en la alta montaña, por encima, incluso, del haya. En estos últimos casos suele convivir con el tejo. Son acebales muy conocidos los del Monte de los Acebos en el cordal del Aramo, los del Sueve y los de algunas zonas altas de los concejos de Quirós, Teverga, Cangas del Narcea, Ibias (bosque de Valdebois), etc.

En Asturias no suele sobrepasar los 1.5 m, no llegando a superar el aspecto arbustivo en la mayor parte de los casos. Son árboles de crecimiento lento, y como suele ocurrir en estos casos, muy longevos. Las hojas son perennes, alternas, fuertes, lustrosas, verde oscuro brillante por el haz y más claro pero mate por el envés. Tienen en general forma oval o elíptica, de 5 a 8 cm de largo. El borde es casi siempre ondulado y punzante.

Dado que es un árbol dioico, unos ejemplares tienen flores masculinas solamente y otros sólo femeninas. Las flores, que aparecen a finales de abril a junio, son blancas (a veces ligeramente rosadas) y salen en las axilas de las hojas en grupos apretados. Los frutos, que sólo aparecen en los árboles femeninos, maduran hacia el mes de octubre, pero permanecen en el árbol en ocasiones todo el invierno, y son unas bayas rojas, carnosas y venenosas, de no más de 1 cm.

Alcornoque

El alcornoque es un arbol perteneciente al género Quercus, igual que la encina y el roble, entre otros. El alcornoque, también conocido como sufreira, corcho-roble, corcheo y corco, tiene una corteza gruesa y rugosa, profundamente resquebrajada y de tonalidades blanquecinas que una vez arrancada muestra una segunda capa roja o pardo rojiza. Su corteza se recolecta para la producción de corcho.

Las hojas son verdes oscuras por el haz y gris afieltradas por el envés, con el borde entero y ondulado, siendo muy típico su nervio medio sinuado. Las escamas de la cúpula de su bellota son largas, lineares y algo revueltas en las hiladas superiores.

En Asturias se encuentra en la parte occidental donde, o bien vive aisladamente en el seno de repoblaciones de pinos, por ejemplo, en el valle de San Martín de Luiña y Brieves, o más raramente se asocia en pequeños grupos, sin constituir auténticos bosques, como sucede, por ejemplo, en el valle alto del Navia.

Aliso

En Asturias es conocido como humero, homero o humeiru y es muy frecuente en las orillas de los arroyos y ríos así como en otros lugares húmedos del piso basal de la región.

Es un árbol que, aunque en ocasiones presenta un porte arbustivo, puede alcanzar 20 o más metros llegando a ser centenario. Su madera es blanda, fácilmente trabajable y se usa para la fabricación de ejes de carros del país, madreñes y útiles caseros, aunque de todos modos es poco estimada y como leña tiene escaso rendimiento calórico.

La corteza es pardo oscura, agrietada, y al ser arrancada desprende un líquido rojizo. Es rica en taninos y se usa en gargarismos para combatir la faringitis y la amigdalitis.

Las hojas, truncadas en el ápice, tienen el margen doblemente dentado, son lampiñas, salvo en las axilas de los nervios, y pegañosas en estado juvenil. Troceadas y puestas a modo de cataplasma provocan la retirada de la leche en las mujeres que crían y, en fresco, alivian los pies doloridos y sudorosos.

Las flores, poco vistosas, aparecen de febrero a marzo antes que las hojas. Las masculinas se agrupan en amentos amarillo-rojizo y péndulos, mientras que las femeninas lo hacen en conos o pequeñas piñas ovoides y pardas. Los frutos son muy pequeños, comprimidos, y están rodeados por una angosta ala.

El aliso junto con diversos sauces constituyen las alisedas o bosques ribereños. Estas formaciones arboladas se desarrollan en el fondo de los valles a lo largo de los ríos y arroyos, dado que el aparato radicular del aliso exige estar permanentemente empapado en agua. Este factor ecológico es fundamental en las alisedas y condiciona el que constituyan bandas estrechas a lo largo de los bordes de los cursos de agua lenta o casi estancada. Cuando las alisedas están bien desarrolladas su techumbre arbórea es cerrada y constituyen el clásico soto en galería, en especial si el cauce del río no es excesivamente ancho.

Avellano

avellanoEsta especie ha tenido un significado mágico, especialmente para combatir las víboras, por lo que en muchas ocasiones se plantaban en los lindes de las fincas a fin de ahuyentarlas. Se creía que bastaba dar un ligero golpe en la cabeza del reptil con una vara de avellano para matarlo, y su picadura se curaba aplicando a presión estas varas o golpeando con ellas hasta que sangraba la herida.

Es un arbusto o a lo sumo arbolillo que puede alcanzar los 6 metros, de forma abierta que va perdiendo sus hojas a medida que los días se van acortando.

Su madera blanca o rojiza, blanda, se astilla fácilmente, pero por ser tenaz y flexible se utiliza para la fabricación de parrizos, cuestos para cestería y cibiellas usadas como ataduras en el medio rural.

Los brotes están cubiertos de una pelosidad corta de tonalidad rojiza y las hojas son redondeadas, escotadas en su base y con una punta en el extremo y de margen sinuoso y doblemente dentado.

Las flores se agrupan en amentos. Los masculinos son largos y péndulos y aunque surgen en el otoño no liberan el polen hasta principios de la primavera, que es cuando aparecen los amentos femeninos, globosos y pequeños. Los frutos protegidos por un involucro carnoso, irregularmente dentado, se agrupan de uno a cuatro.

Las avellanas o ablanas son ricas en aceites y tienen gran importancia en la economía rural de algunas zonas donde este árbol ha sido profusamente cultivado.

En Asturias es frecuente que se asocie con los fresnos, arces, olmos y tilos en los bosques frescos. También se pueden encontrar en robledales, hayedos e incluso es frecuente observarlo en las fisuras de las rocas calizas como compañero de las encinas. El avellano o ablano da nombre a diversos pueblos de nuestra región: Ablano (Lena), Ablaneda (Salas, Tineo, Corvera), Ablaneu (Colunga, Luarca, Pravia, Salas), Ablaneo (Mieres, Riosa).

Brezo

brezoUna parte importante de la superficie de Asturias se ve cubierta por matorrales de brezos y tojos, que son un estadio de degradación de los bosques que originariamente se asentaban en esas zonas. El brezo vizcaíno (Daboecia cantábrica) es una mata que presenta hojas verdes y lustrosas por el haz, blancas y tomentosas por el envés y flores violáceas en racimo terminal. El brezo común (Calluna vulgaris), conocido en Asturias como brecina, queiriño, bruga, gorbiza o urcia, es una de las ericáceas más frecuentes en nuestra región y se caracteriza por sus hojas muy pequeñas y sus pequeñas y numerosas flores rosadas. La carroucha (Erica ciliaris), de flores púrpuras o blancas en racimos unilaterales, junto con la Erica mackaiana, de flores rosadas o blancas, en umbelas terminales, y con estambres cuyas anteras presentan dos apéndices en forma de cuerno, presentan cilios bien visibles en el borde de sus hojas y predominan en las zonas más húmedas del brezal-tojal. La aragaña (Erica cinerea), de hojas en verticilos de tres, y flores rojo violáceas, junto con el caurioto (Erica vagans), de hojas en verticilos de cuatro a cinco y flores rosadas en racimos compactos, no presentan cilios en las hojas y predominan en las zonas menos húmedas del brezal-tojal. La queiroga (Erica umbellata), de flores rosadas o púrpuras, agrupadas de tres a seis, tampoco tiene cilios en las hojas y se extiende fundamentalmente por los brezales del occidente de la región. Erica herbácea L. subsp. occidentalis, que sólo alcanza la mitad oriental de Asturias, tiene las hojas agrupadas en verticilos de cuatro y las flores rosadas. Con una distribución similar, Erica lusitanica es fácil de reconocer por sus flores blancas agrupadas en amplias panículas piramidales. Ambas aparecen también en setos y bordes de bosques.

Carbayón
Las especies del género Quercus se pueden dividir en tres grupos, atendiendo a la persistencia de sus hojas, siendo los árboles de hoja caduca o robles: el Carbayo (Quercus robur L.), el Roble Albar (Quercus petraea) y el Rebollo (Quercus pyrenaica). El carbayo, es uno de los árboles más representativos del paisaje asturiano, como lo demuestra la toponimia local: El Carbayu (Tineo, Langreo), El Carbayín (Grado), por ejemplo. Se trata de un árbol que puede alcanzar hasta 40 m de altura y con un sistema radicular muy potente, aunque poco exigente, ya que puede soportar suelos desde poco a muy compactos e incluso temporalmente inundados. Su tronco es derecho y desnudo en la mitad inferior cuando forma parte del bosque, mientras que tiene un porte más achaparrado y ramificado a poca altura cuando crece aislado, lo que le da un aspecto de robustez. Su madera, pesada y dura, es muy resistente a la putrefacción, siendo estimada en carpintería y construcción naval, como leña y para obtener carbón vegetal. La corteza es lisa y lustrosa en los ejemplares jóvenes, pero con la edad se va resquebrajando, y en los ejemplares viejos presenta profundos surcos. La abundancia de taninos en la corteza hace que ésta haya tenido siempre aplicación medicinal como remedio casero contra las diarreas y hemorragias. Las hojas que aparecen con las flores entre abril y mayo son lampiñas, casi sin pedúnculo y con dos aurículas en la base. Las flores masculinas y femeninas se desarrollan en el mismo árbol, agrupándose las masculinas en amentos filiformes, interrumpidos y colgantes, mientras que las femeninas, se reúnen en una inflorescencia largamente pedunculada. Los frutos, llamados bellotas, que maduran en septiembre y se desprenden en octubre, presentan una cúpula lampiña con escamas cortas muy aplicadas. Es un árbol de crecimiento lento y larga vida, que puede alcanzar hasta los 600 años o más. Recordemos El Carbayón, monumental árbol situado al comienzo de la calle Uría de Oviedo, que dio origen al sobrenombre de carbayones aplicado a los vecinos de la capital. Por razones de orden urbanístico, además de por su deteriorado estado, fue derribado el 2 de octubre de 1879 tras largas y acaloradas discusiones de los ediles municipales. Como testimonio de su existencia queda una placa en el mismo lugar en donde se erguía, colocada por el Ayuntamiento en 1949. Es un árbol que resiste bien el frío, aunque se acomoda fácilmente al clima templado húmedo de Asturias. Tolera perfectamente tanto la brevedad del período vegetativo como las heladas tardías ante las que se defiende retardando su foliación hasta bien entrada la primavera. No es tan permisivo en cuanto a la humedad, ya que la necesita en abundancia. Por estos motivos, su lugar óptimo en Asturias se encuentra en las zonas de litoral y valle, donde es raro hallarlo formando bosques puros, y lo más frecuente es que conviva con castaños y abedules, formando bosques mixtos. El estrato arbóreo de estas formaciones presenta varios niveles, dado que está compuesto por distintos elementos forestales con tipos de ramificación y disposición del follaje variado, lo que favorece que no sea muy denso y permita la instalación en su sotobosque, de arbustos o hierbas con mayores exigencias lumínicas de los que lo hacen en los hayedos. En la actualidad estos bosques se reducen a manchas forestales en continua regresión, como consecuencia del talado intensivo de que fueron y son objeto, si bien aún quedan testimonios de su pasado esplendor, como lo es el bosque de Muniellos en el concejo de Cangas del Narcea, con una superficie aproximada de 3.000 hectáreas, donde las especies predominantes son el haya, el abedul y el roble albar.
Castaño
El castaño, junto con el carbayo, son los elementos forestales más representativos del piso basal asturiano, como lo reflejan los numerosos topónimos que hacen referencia a él o a las formaciones que constituye: La Castañal (Bimenes, Cangas del Narcea, Laviana, Pravia), La Castañar (Riosa), Castañeda (Avilés, Gijón), Castañeu (Luarca, Grado, Belmonte, Pravia, Mieres, Siero), Castañeo (Aller), La Castañera (Belmonte, Bimenes, Lena), Castañeras (Cudillero), Castañeiro (Villayón). Es una especie de interés tanto por su madera como por sus frutos, y por ello ha sido muy influenciada por la acción del hombre desde épocas remotas, propagándola ampliamente dentro y fuera de su área natural, por lo que resulta difícil apreciar cuándo una masa forestal de esta especie es espontánea o no. El castaño es un árbol de porte elevado, de hasta 30 metros, de notable longevidad, cuyo sistema radicular es medianamente profundo pero robusto y extendido. El tronco es recto comenzando a ramificarse a escasa distancia del suelo. Su madera, fuerte y duradera, es empleada para postes, muebles, toneles, etc. La corteza en los ejemplares jóvenes, es lisa y pardo-rojiza, pero con la edad se vuelve gruesa, longitudinalmente agrietada y de una tonalidad pardo-grisácea. Por su contenido en taninos es astringente, utilizándose contra diarreas así como en gargarismos y enjuagues contra las inflamaciones de la garganta. Las hojas, caducas, están dispuestas alternadamente sobre las ramas y tienen el margen aserrado. Sus flores masculinas, que surgen de mayo a junio, se agrupan en amentos derechos e interrumpidos. En su base se sitúan las flores femeninas en número de tres a siete, cobijadas por una cúpula exteriormente cubierta de espinas, llamada erizo, en cuyo interior maduran los frutos, llamados castañas. Al conjunto de inflorescencias masculina y femenina se le denomina, en la zona central asturiana, panochu, panocha o riestru. Las castañas son ricas en fécula, glucosa, sacarosa, dextrina y materias albuminoideas, y constituyeron una parte muy importante de la dieta alimenticia del hombre del campo astur. Por esta razón se seleccionaron razas de castaños especialmente apreciados por la calidad de sus frutos, entre los que destacan las baldunas, forniegues y palacianes. El aspecto de los árboles injertados, a fin de mejorar su producción frutícola, difiere del de los de aprovechamiento maderero por su tronco que se ramifica a media altura. El castaño resiste bien el frío aunque no las heladas tardías, formando parte, en Asturias, de los bosques mixtos con robles y abedules, si bien presenta una tendencia natural a formar masas puras que se ven favorecidas por la acción del hombre al seleccionar el castaño por su rentabilidad. La superficie ocupada por el castaño cada vez se ve más restringida, principalmente por la tinta del castaño, enfermedad causada por un hongo que llega a provocar la muerte del árbol.
Encina

Las especies del género Quercus se pueden dividir en tres grupos, atendiendo a la persistencia de sus hojas, siendo los árboles de hoja perenne: la Encina (Quercus ilex L.) y el Alcornoque (Quercus suber L.). La encina, ancina o carrasca, que se puede encontrar en Asturias, es la especie Quercus ilex. Esta especie presenta hojas gruesas, no muy rígidas, con el envés cubierto por un tomento gris, denso, apretado y permanente que contrasta con el verde oscuro del haz. El margen es entero, dentado o espinoso, siendo muy dentado en las hojas de los renuevos inferiores. Durante el período seco estival reducen fuertemente el intercambio gaseoso mediante el cierre del aparato estomático que se encuentra protegido, en el envés de las hojas, por la pubescencia que actúa como capa aislante frente al aire seco. Por el contrario, en los períodos húmedos de primavera y otoño el intercambio gaseoso es intenso. La encina es muy abundante, sobre todo en el oriente de Asturias y con preferencia en los valles abrigados. Llama la atención al viajero que cruza los desfiladeros calizos de nuestra región, como los del Cares, Teverga o Somiedo, la presencia de encinas arraigadas en sus paredones, aparentemente lisos. Estas residencias, inhóspitas a primera vista, son colonizadas por las encinas gracias a su potente sistema radicular constituido por una raíz principal fuerte y penetrante, que le permite tomar el agua almacenada en las grietas de estos roquedos, con raíces laterales de gran vitalidad y desarrollo entre las que no faltan algunas superficies capaces de dar renuevos en cualquier momento de vida del árbol. En otros casos, sobre todo hacia el oriente, la encina forma bosques relativamente densos, tal como sucede en la vertiente meridional de la Sierra de Cuera.

Fresno
Este árbol, conocido en Asturias como fresnu o freisnu da nombre a algunos de los pueblos de nuestra región, entre otros: Fresnu (Gijón, Cabranes, Ribadesella, Llanera, Siero, Villaviciosa). Fresno (Ibias), El Freisnu (Grado), Fresneu (Allande, Belmonte, Cabranes, Salas, Teverga), Fresneo (Riosa, Laviana, Lena, Mieres), Freisneu (Allande). Es un árbol caducifolio de rápido crecimiento de hasta 30 metros de altura. Su madera, pálida y blanco-grisácea, dadas sus cualidades de ligereza, solidez y elasticidad es muy usada en nuestro medio rural para mangos de herramientas, yugos, carruajes, etc. Igualmente es un excelente combustible que rinde un buen carbón. Las hojas son opuestas, pinnadas, con los márgenes dentados y de tonalidad verde oscuro. Son aprovechadas en épocas de escasez como alimento para el ganado, y en medicina rural se utilizan como laxantes, siendo en infusión, ligeramente diuréticas. Las flores, que aparecen antes que las hojas, son de color púrpura o parduzcas, desprovistas de periantos, unisexuales o hermafroditas y los frutos son péndulos y alados denominándose sámaras. En Asturias forma parte de los bosques frescos, situados en fondos de valles y estaciones umbrosas del piso basal. Se sitúan desde el nivel del mar hasta los 500 metros aproximadamente alternando con los prados de siega, cultivos y repoblaciones de pinos y eucaliptos.
Haya
Es un árbol, de hasta 35 m y que puede alcanzar los tres siglos de edad. Su aparato radicular es, en general, potente aunque poco profundo. Su tronco es cilíndrico y recto, ramificado desde la mitad de su altura constituyendo una copa ampliamente hemisférica cuando crece aislado y más contraída cuando forma parte de un bosque. La corteza es lisa, de coloración gris cenicienta, poco gruesa y rica en materias tánicas, pectina, cera y otros compuestos, por lo que fue utilizada con gran frecuencia, como purgante, aperitivo y febrífugo en medicina popular. Sus hojas, que aparecen al mismo tiempo que las flores ya bien entrada la primavera, son ovales o elípticas y con cilios sedosos en sus márgenes. Estas hojas caedizas, se sitúan unas dísticamente sobre largas ramas zigzagueantes en su extremo, y otras, apretadamente, en ramitos cortos laterales. Esta doble disposición da lugar a un denso follaje, que al impedir que los rayos solares penetren, crea un ambiente muy sombrío en el sotobosque. Las flores tanto masculinas como femeninas, se producen en el mismo árbol cuando éste alcanza los 30 o 40 años. Las masculinas se agrupan en amentos globosos y colgantes y las femeninas se reúnen, en número de dos a tres, rodeadas por unas brácteas que al madurar, a finales del verano, dan lugar a una cúpula leñosa con espinas no punzantes que se abren en cuatro valvas, dentro de las cuales se encuentran los frutos. Los frutos, llamados hayucos, forman parte de la dieta alimenticia de osos, ardillas, urogallos, palomas torcaces, etc. Esta importante especie forestal constituye en la región asturiana bosques denominados hayedos en los que ella es el elemento arbóreo dominante, cuando no exclusivo. Estos hayedos se sitúan entre los 800 y 1500 m sobre el nivel del mar, aproximadamente y son las formaciones más típicas del paisaje montano, como lo demuestra la abundancia de topónimos derivados de él en nuestra región: La Faya (Mieres, Siero, Nava), La Faya los Lobos (Laviana), La Fayona (Tineo), Les Fayes (Langreo), Faeu (Belmonte) y Faedo (Quirós). La faya también se puede encontrar formando bosque con menor dominancia, tal como sucede en la vertiente septentrional del macizo del Sueve, donde convive con castaños, olmos, avellanos y robles. El haya huye del clima seco a causa de la intensa transpiración de su follaje, por lo que requiere un grado de humedad ambiental elevado que encuentra, a esas altitudes, en las orientaciones de umbría donde las nieblas estivales son frecuentes. Es un árbol que soporta bastante bien las bajas temperaturas invernales pero que se muestra muy sensible a las heladas tardías dado que los brotes deteriorados por éstas no son fácilmente reemplazados. En Asturias aún se encuentran extensas áreas cubiertas de hayedos, sobre todo en los concejos de Somiedo, Caso, Cangas del Narcea, Ponga y Aller. Entre los que ocupan una mayor superficie se pueden mencionar el de Monasterio de Hermo, quizás el mayor, con 1500 hectáreas, y el de Valdebueyes, con una superficie casi similar, ambos en el concejo de Cangas del Narcea, aunque en contacto con robles y abedules. Los de Peloño (Ponga) y Valgrande (Lena), ambos con 1000 hectáreas, les siguen en extensión e importancia. Son también numerosos los hayedos que superan las 300 hectáreas.
Helecho

Las Aspleniales son un grupo muy amplio al que pertenece el género de helechos con más representantes en Asturias, Asplenium. En las fisuras de los acantilados, sobre todo los que están protegidos del oleaje, aparece el helecho marino, Asplenium marinum, planta propia de los ambientes costeros, en los que se sitúa por encima de los líquenes. Otra especie muy frecuente es Asplenium trichomanes, de la que en Asturias viven dos subespecies, la primera de las cuales ocupa roquedos desde el litoral hasta los 1.000 m, mientras que la segunda vive en roquedos, muros y en ocasiones bosques, hasta los 2.000 m. Asplenium billotii y Asplenium onopteris también son frecuentes en Asturias, la primera en grietas de rocas, taludes y muros hasta los 1.000 m, mientras que la segunda vive en lugares húmedos y umbríos de bosques, en ocasiones en grietas de rocas y muros. El culantrillo negro, Asplenium adiantum-nigrum vive en lugares umbríos y húmedos, grietas de roquedos, muros y taludes terrosos desde la costa hasta los 3.000 m, y el culantrillo blanco, Asplenium ruta-muraria que es frecuente en toda la región y vive en grietas de roquedos y muros desde el nivel del mar hasta los 2.600 m. Por último, la Asplenium septentrionale que se encuentra en rocas silíceas y muros entre los 100 y los 3.100 m.

Quejigo
Las especies del género Quercus se pueden dividir en tres grupos, atendiendo a la persistencia de sus hojas, siendo el Quejigo (Quercus faginea Lam.) el único representante de los árboles de hojas marcescentes, es decir, de hojas que se secan sobre las ramas sin desprenderse, que se encuentra en Asturias. El quejigo aparece en los encinares somedanos, así como en algunos del extremo oriental de Asturias. Es un árbol de hasta 20 metros de altura, de corteza reticulado-hendida y, de hojas generalmente pequeñas, festoneadas, dentadas o aserradas con los dientes por lo común mucronados o pinchudos, tomentosas por el envés y marcescentes. Las bellotas, más tempranas que las de la encina, presentan la cúpula con escamas aplicadas, hinchadas y tomentosas.
Rebollo
Las especies del género Quercus se pueden dividir en tres grupos, atendiendo a la persistencia de sus hojas, siendo los árboles de hoja caduca o robles: el Carbayo (Quercus robur L.), el Roble Albar (Quercus petraea) y el Rebollo (Quercus pyrenaica). El rebollo es un árbol que alcanza hasta los 20 metros de altura, con un sistema radicular, fuerte y profundo, caracterizado por poseer numerosas raíces superficiales, que dan lugar a un tapiz de brotes de raíz alrededor de los troncos de árboles adultos. Sus hojas, cuando son jóvenes, están cubiertas por un espeso tomento grisáceo que por el envés se mantiene en estado adulto, mientras que por el haz sólo queda una ligera pubescencia de pelos estrellados. La presencia de este indumento, junto con el que las hojas después de secas retarden su caída hasta bien entrado el invierno, pone de manifiesto el que este árbol represente un tránsito de los robles caducifolios hacia las especies de Quercus perennifolias. Tanto los brotes como las ramitas son muy pubescentes y péndulas, las bellotas presentan pedúnculos cortos y las escamas de la cúpula están laxamente aplicadas y un poco extendidas en su ápice. La presencia del rebollo, también conocido en la región como rebocho, corco, marojo y melojo, queda reflejada en Asturias en algunos topónimos: La Rebolla en Langreo y La Rebollada en Cabranes, Candamo, Carreño, Somiedo, Mieres, etc, entre otros. En Asturias constituye bosques, fundamentalmente entre los 900 y 1.300 metros, en la zona central y occidental, donde a veces convive con el abedul. Aisladamente puede llegar al borde del mar como sucede, por ejemplo, en la playa de Frexulfe en Navia. Las manchas forestales más extensas de esta especie arbórea son las situadas en los concejos de Belmonte de Miranda, Cangas del Narcea y Allande. Las formaciones de Quercus pyrenaica raramente son densas, ya que es un árbol que en los estadios juveniles exige bastante luz y en estado adulto proporciona escasa cubierta, por lo que permite que prosperen gran variedad de arbustos y herbáceas. Cuando estos bosques se encuentran sometidos a la acción humana intensa constituyen formaciones arbustivas gracias a su capacidad de reproducirse mediante brotes de cepa y de raíz, que conserva hasta edad avanzada.
Roble albar
Las especies del género Quercus se pueden dividir en tres grupos, atendiendo a la persistencia de sus hojas, siendo los árboles de hoja caduca o robles: el Carbayo (Quercus robur L.), el Roble Albar (Quercus petraea) y el Rebollo (Quercus pyrenaica). Con esta denominación también se conoce al Quercus robur en algunos concejos asturianos, si bien es más frecuente que este nombre se aplique a los robles de mejor calidad independientemente de su pertenencia a una y otra especie. Los robles albares se diferencian de los carbayos por sus copas más abiertas y ramas más rectas y extendidas, si bien las diferencias fundamentales estriban en la morfología de las hojas y bellotas. Frecuentemente ambos tipos se hibridan, lo que hace más dificil su identificación. Las hojas de los robles albares tienen su base cuneiforme, presentando por el envés mechones de pelos parduzcos en las axilas de los nervios y las bellotas aparecen en grupos no pedunculados y con las escamas de la cúpula no soldadas. No tiene una gran necesidad de calor en el período estival, por lo que se instala en el piso montano, entre los 800 y 1.100 m, reemplazando altitudinalmente al Quercus robur. Es menos exigente en cuanto a la humedad, por lo que prospera mejor en suelos sueltos y aireados, tolerando incluso los rocosos. Su comportamiento es muy similar al haya, con la que se mezcla frecuentemente, formando en otros casos bosques monotípicos. Con relación a la luz, el Quercus petraea no es muy exigente, de forma que los árboles adultos se agrupan dando una techumbre densa, que crea un ambiente muy sombrío en el sotobosque.
Sauce
Los sauces reciben en Asturias distintas denominaciones, según las zonas y especies de que se trate, tales como salgueru, salgueiru, salguera (Salix caprea L., S. atrocinera, S. alba, S. salvifolia), brimba, blimba, mimbrera (Salix fragilis L., S. eleagnos, S. viminalis, S. triandra L. Subsp. discolor). El mimbre de mejor calidad para cestería es el que se obtiene de la salguera blanca (S. viminalis), mientras que el obtenido de Salix fragilis o Salix alba es de peor calidad. La salguera negra (Salix atrocinera) es un arbusto de hasta 5 metros, con ramas rojizas en invierno, estriadas bajo la corteza. Ésta como la de los otros sauces ha sido muy usada en el medio rural como febrífuga por su contenido en salicina. Las hojas son tan largas como anchas, verdes oscuras por su cara superior y glaucas, tomentosas y de tonalidad herrumbrosa por el envés. Las flores, tanto masculinas como femeninas, se agrupan en amentos que antes que las hojas. Los masculinos son amarillentos y los femeninos verdosos, en ambos casos de forma ovoide. Este sauce, como casi todos sus congéneres, es frecuente que forme parte de los bosques ribereños, aunque en ocasiones también se encuentre en lugares más secos. En estos mismos medios también es habitual el sauce cabruno (Salix caprea), de hojas ovales y grandes. Otro grupo de sauces se caracterizan por tener hojas largas y entre ellos señalaremos Salix viminalis y Salix eleagnos. En ambos los amentos masculinos surgen antes que las hojas y pueden ser diferenciados, entre otros caracteres, porque en el primero los filamentos estaminales están libres mientras que en el segundo están soldados. También con hojas largas pero con amentos que surgen al mismo tiempo que ellas, son Salix triandra subsp. discolor, Salix fragilis, Salix alba y Salix salvifolia. Los dos primeros se caracterizan por tener las hojas adultas lampiñas, y se diferencian entre sí porque S. fragilis tiene flores masculinas con dos estambres y S. triandra las tiene con tres. Por su parte, en Salix alba las brácteas de los amentos son de coloración uniforme mientras que las Salix salvifolia tienen el ápice oscuro. La mayoría de estos sauces son frecuentes en alisedas, aunque pueden constituir formaciones arbustivas llamadas saucedas, que se sitúan en las riberas de algunos ríos. En estos medios son más frecuentes Salix eleagnos, S. salvifolia, S. fragilis y S. triandra subsp. discolor.
Tojo (Argoma / Cotoya)
El tojo, toxo, cotoya, árgoma, cádaves o aulaga, es una leguminosa de tallos robustos y ramas y ramillas espinoso-punzantes. Esta planta, de gran vitalidad y poder invasor, presenta flores de corola amariposada amarillo limón, que se abren prácticamente durante todo el año, aunque predominan en primavera y verano. Estas flores son muy visitadas por las abejas y son utilizadas en medicina popular por sus propiedades espasmódicas. El fruto de tipo legumbre, alcanza los dos centímetros, es velloso, negruzco y con semillas tóxicas. El tojo se utiliza como cama para el ganado y también se emplea como combustible.